Según una encuesta los consumidores no saben qué hacer con las pilas usadas. Las autoridades dicen que a las pilas comunes hay que tirarlas a la basura, pero de a una. Los ambientalistas no coinciden.
Con la esperanza de que algún día se informe qué destino seguro darle a las pilas, uno de cada cuatro consumidores las guarda en su casa porque no sabe qué hacer con ellas. El resto las tira a la basura (50%) o las lleva a lugares donde son recolectadas (20%). ¿Son acciones seguras? Las opiniones de autoridades sanitarias y ambientalistas están divididas. Los primeros dicen que acopiar pilas no tiene grandes riesgos, ni tampoco mandarlas al relleno sanitario. Los ambientalistas, en cambio, aseguran que no hay pila inocua. Pero en algo coinciden: las recargables, las "botón" (de reloj, por ejemplo) y las baterías de celulares no deben tirarse a la basura porque son muy tóxicas, algo que el 21% hace. Las pilas son generadores portátiles que, a través de reacciones químicas, convierten la energía química en energía eléctrica. No son todas iguales. Se las clasifica en dos grandes tipos: las comunes -una vez utilizadas se descartan- y las recargables, las tipo "botón" y baterías de celulares o de notebooks, entre otras. La ley 24.051 las considera residuos peligrosos. Las comunes que más se usan son las de carbón-zinc y las alcalinas (zinc y dióxido de manganeso). "Si bien ya no tienen mercurio y es baja la cantidad de metales pesados que poseen, siguen siendo un residuo peligroso", aclara Irene Alanis, del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). "En los rellenos sanitarios las carcasas se corroen por la acción climática y los procesos de fermentación de la basura: sus compuestos se escurren (lixivian) y contaminan suelos, napas y cursos de agua", explica Eugenia Testa, de Greenpeace. "Una pila común puede contaminar 200 mil litros de agua", acota Gustavo Protomastro, director ambiental de Sylkers, gestora de residuos electrónicos. Las recargables tienen una vida útil más prolongada. Cuestan 4 veces más que las comunes pero soportan unas 400 cargas. A diferencia de las comunes, sus componentes (cadmio, níquel, cobalto y litio) pueden ser reciclados y reutilizados en otras pilas recargables. El dilema es qué hacer con ellas cuando termina su vida útil. ¿Guardarlas? El 26% las guarda en envases de plástico o de vidrio, en algunos casos desde hace años. Los expertos advierten que ese acopio -seguramente de pilas con distintos niveles de toxicidad- tiene sus riesgos. "Si las carcasas se deterioran, pueden drenar líquidos que resultan muy irritantes para el organismo. También en el hogar los niños se las pueden llevar a la boca, sobre todo las botón", explica Alanis. ¿Tirarlas a la basura? Autoridades porteñas y nacionales dicen que no hay riesgos de tirar las comunes. Pero aclaran: "hay que desecharlas de a una". "Son peligrosas si el metal sale del armazón, pero las actuales están bien fabricadas", señala Esteban Lyons, director nacional de Control y Fiscalización de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Marcela De Luca, del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la UBA, dice que "hay estudios técnicos que demuestran que el escaso metal que poseen no pasa al agua". Por ahora, los ambientalistas que creen que la basura "no es el mejor destino", aconsejan dejar de comprar pilas comunes y usar recargables. Y, en adelante, reclaman una política de "responsabilidad extendida al productor" de todas las pilas y para todo el país.
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Bibliografía: Clarín, Sábado 12 de Septiembre de 2010
Con la esperanza de que algún día se informe qué destino seguro darle a las pilas, uno de cada cuatro consumidores las guarda en su casa porque no sabe qué hacer con ellas. El resto las tira a la basura (50%) o las lleva a lugares donde son recolectadas (20%). ¿Son acciones seguras? Las opiniones de autoridades sanitarias y ambientalistas están divididas. Los primeros dicen que acopiar pilas no tiene grandes riesgos, ni tampoco mandarlas al relleno sanitario. Los ambientalistas, en cambio, aseguran que no hay pila inocua. Pero en algo coinciden: las recargables, las "botón" (de reloj, por ejemplo) y las baterías de celulares no deben tirarse a la basura porque son muy tóxicas, algo que el 21% hace. Las pilas son generadores portátiles que, a través de reacciones químicas, convierten la energía química en energía eléctrica. No son todas iguales. Se las clasifica en dos grandes tipos: las comunes -una vez utilizadas se descartan- y las recargables, las tipo "botón" y baterías de celulares o de notebooks, entre otras. La ley 24.051 las considera residuos peligrosos. Las comunes que más se usan son las de carbón-zinc y las alcalinas (zinc y dióxido de manganeso). "Si bien ya no tienen mercurio y es baja la cantidad de metales pesados que poseen, siguen siendo un residuo peligroso", aclara Irene Alanis, del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). "En los rellenos sanitarios las carcasas se corroen por la acción climática y los procesos de fermentación de la basura: sus compuestos se escurren (lixivian) y contaminan suelos, napas y cursos de agua", explica Eugenia Testa, de Greenpeace. "Una pila común puede contaminar 200 mil litros de agua", acota Gustavo Protomastro, director ambiental de Sylkers, gestora de residuos electrónicos. Las recargables tienen una vida útil más prolongada. Cuestan 4 veces más que las comunes pero soportan unas 400 cargas. A diferencia de las comunes, sus componentes (cadmio, níquel, cobalto y litio) pueden ser reciclados y reutilizados en otras pilas recargables. El dilema es qué hacer con ellas cuando termina su vida útil. ¿Guardarlas? El 26% las guarda en envases de plástico o de vidrio, en algunos casos desde hace años. Los expertos advierten que ese acopio -seguramente de pilas con distintos niveles de toxicidad- tiene sus riesgos. "Si las carcasas se deterioran, pueden drenar líquidos que resultan muy irritantes para el organismo. También en el hogar los niños se las pueden llevar a la boca, sobre todo las botón", explica Alanis. ¿Tirarlas a la basura? Autoridades porteñas y nacionales dicen que no hay riesgos de tirar las comunes. Pero aclaran: "hay que desecharlas de a una". "Son peligrosas si el metal sale del armazón, pero las actuales están bien fabricadas", señala Esteban Lyons, director nacional de Control y Fiscalización de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Marcela De Luca, del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la UBA, dice que "hay estudios técnicos que demuestran que el escaso metal que poseen no pasa al agua". Por ahora, los ambientalistas que creen que la basura "no es el mejor destino", aconsejan dejar de comprar pilas comunes y usar recargables. Y, en adelante, reclaman una política de "responsabilidad extendida al productor" de todas las pilas y para todo el país.
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Bibliografía: Clarín, Sábado 12 de Septiembre de 2010
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